Abstract
This essay proposes a critical analysis of the film Persepolis (2007) directed by Marjane Satrapi (Iran, 1969-) and Vincent Paronnaud (France, 1970-). Their work is based on Satrapi’s autobiographical graphic novel Persepolis (2000-2003) where she narrates, as a witness, the Iranian society, culture and politics during the 1979 revolution, as well as her own experience living in Switzerland and France. The purpose of this study is to bring reflections upon the struggles and obstacles she had to face as an exile in Europe and the traumatic souvenirs of the war and the revolution. This picture will show us a view between Orient and Occident cultures and an identity crisis caused by the war.
Keywords: Iran, Identity, Violence, War, Trauma.
Introducción
Marjane Satrapi (1969-) se inscribe en el marco de las xenografías francófonas en femenino al igual que muchas otras autoras como Adélaïde Blasquez, Marzena Sowa y Anna Moï (Alfaro Amieiro y Mangada Cañas 2014). Este colectivo de mujeres exiliadas, refugiadas o inmigrantes se sirve del francés como lengua de escritura para compartir sus testimonios sobre las duras condiciones de vida a las que están expuestas. A través de sus obras literarias no solo aportan una gran diversidad cultural y riqueza lingüística a la literatura francófona, sino que comparten sus experiencias personales abordando así temas tan actuales como la identidad del extranjero, la adaptación y la aceptación en el país de acogida, la alteridad y la sensación de extrañeza con su propio país.
Persepolis surge de un compromiso con la historia de su país, es decir, a través de su obra, Satrapi denuncia la situación que sufren los iraníes, especialmente las mujeres. Entre 2000 y 2003 Marjane Satrapi publicó cuatro novelas gráficas que conforman la obra de Persepolis (2009). En 2007 la autora con la ayuda del director francés Vincent Paronnaud (1970-) dirigieron la adaptación cinematográfica homónima. Tanto la obra literaria como el largometraje narran la vida de la escritora abordando temas como el exilio, la guerra, el trauma y el desarraigo. La estética de la película se caracteriza por una animación en blanco y negro de trazos sencillos que imita las viñetas de la novela gráfica. Satrapi busca centrar la atención del espectador y del lector no solo en sus ilustraciones, sino especialmente en el mensaje de su obra que comprende una crítica de la grave situación política que asola su país. Persepolis fue aclamada por la crítica a nivel internacional y refrendada con prestigiosos galardones como el Premio Cóndor de Plata y el Premio del jurado en el Festival de Cannes, además de ser nominada en los Oscar a mejor película de animación, los BAFTA y los Globos de Oro.
Satrapi nos narra su experiencia migratoria a través de un relato que designamos, en términos de Mistreanu, como una transbiografía:
Nous l’appellerons une ‘transbiographie’, puisqu’elle se place à la fois au-delà (trans) de la vie et de l’œuvre, réunissant les deux dans un point de convergence qu’est la fiction littéraire. Nous entendons la transbiographie comme un genre paradoxal, puisqu’il est fictionnel tout en étant, en même temps, profondément biographique. (Mistreanu 2019, 431).
Nuestra autora se sirve así de la escritura y posteriormente del cine para compartir su trayectoria vital desde su infancia caracterizada por la Revolución Islámica, la caída Régimen del Shah y el Nuevo Régimen hasta su madurez cuando emigra a Francia pasando por su adolescencia cuando se exilia en Viena. Por ello, su obra artística comprende un reflejo de sus heridas, sus miedos y sus esperanzas desvelándonos así la identidad intrínseca de la autora:
Esta relación circular en la que se fragua una identidad mediante la recepción del texto que uno, en cierto modo, es y ha producido permite que un sujeto se reconozca en la historia que cuenta sobre sí. (Ricœur 1999, 24).
El presente estudio pretende aportar reflexiones sobre las luchas y los obstáculos que tuvo que afrontar como exiliada en Europa y los recuerdos traumáticos ocasionados por los conflictos bélicos y la revolución. Esta situación arrastrará a la protagonista a una crisis de identidad originada por la violencia de la guerra y el rechazo social que sufre en Viena y en Teherán. Para llevar a cabo este análisis, conviene abrevar en el contexto histórico y sociocultural en el que está ambientada la obra y la vida de Satrapi, a saber, su infancia en Irán bajo el régimen del Shah, su adolescencia en Viena y su adultez de vuelta a Teherán y posteriormente en Francia. Seguidamente, estudiaremos cómo el trauma, el exilio, la guerra y las imposiciones socioculturales tanto de Oriente como de Occidente afectan a la evolución psicológica de la protagonista hasta que esta desemboca en una identidad híbrida, mestiza y móvil.
Marjane Satrapi (1969-) y su obra Persepolis
En 1969 nació Marjane Satrapi en Rasht en el seno de una familia de clase media, militante de izquierdas. La película comienza rememorando su infancia cuando aún reinaba la Dinastía Pahlevi bajo el régimen del Sha Reza Pahlevi (1919-1980). A los ocho años, es testigo de un suceso clave en la historia iraní: la Revolución Islámica de 1979 y la caída del régimen del Shah. Sin embargo, esto desencadenó la instauración de una República islámica más estricta y controladora liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini. Este líder establece medidas más represivas como el uso obligatorio del chador o la persecución de cualquier individuo que se opusiera a las nuevas reformas. Esto provocó una oleada de migraciones al extranjero con el fin de escapar de los peligros, las injusticias y las persecuciones que aterrorizaban al país. Así es como lo describe Satrapi:
En nombre de la lucha contra el enemigo exterior, el estado iraní exterminó al enemigo interior, es decir, a los antiguos adversarios al régimen del Shah. Las detenciones y las ejecuciones se convirtieron en algo corriente. Todo el mundo tenía miedo. El nuevo gobierno lo aprovechó para instaurar leyes aún más represivas. En dos años nuestra vida cotidiana cambió de aspecto y nosotros también. (Persepolis 2007)
Fue entonces cuando aumentaron los arrestos y las ejecuciones de muchos presos políticos. Entre ellos, Satrapi destaca la condena de muerte de su tío comunista Anouche, ya que provocó un cambio espiritual en Marjane que le hizo cuestionar la existencia de Dios.
Ante esta situación de terror y opresión, las fiestas clandestinas se convierten en el único medio de resistencia y de vía de escape:
Para que fuera psicológicamente soportable, la gente se divertía a escondidas. Corría la bebida. […] Ir a esas fiestas tenían su peligro. Pero era el único resquicio de libertad que nos quedaba (Persepolis 2007)
También constatamos como muchos iraníes, especialmente los adolescentes, se refugiaban en la música occidental prohibida por el Estado, a saber, los Bee Gees, Michael Jackson y Iron Maiden.
Un año después de la revolución el presidente de Iraq, Saddam Hussein, atacó a Irán aprovechando la debilidad del país provocada por la revolución y las purgas masivas del nuevo gobierno. La guerra entre Irán e Irak (1980-1988) dio al Estado un impulso inmediato para expandirse. La guerra duró ocho años completos hasta que Irán expulsó a Irak en mayo de 1983. Irán recurrió a la guerra de trincheras y a las estrategias de movilización total utilizadas durante la Primera Guerra Mundial (Abrahamian 2008, 171). A algunos mártires le dedicaban el nombre de una calle. Fueron tantas las vidas perdidas que al pasear por Teherán tenias la sensación de estar en un cementerio.
Entre 1980 y 1984, Satrapi abandonó su ciudad natal para realizar sus estudios de secundaria en Viena donde tiene lugar su segunda revolución como adolescente. Su estancia en Europa comprende una época de autodescubrimiento tanto a nivel físico como a nivel emocional. La autora se familiariza con el sabor de la libertad y la opresión de los estereotipos y prejuicios occidentales, el amor y la aversión, la amistad y la soledad. Satrapi se cuestiona su integridad negando en ocasiones sus orígenes iraníes y avergonzándose de su verdadera identidad. Asimismo, en Austria encuentra su primer amor, pero también su primera ruptura tras descubrir la infidelidad de su pareja. Este acontecimiento hunde psicológicamente a la protagonista quien tras una discusión con la casera de su vivienda es obligada a vivir en la calle. Un día al despertar en un hospital decide volver a su hogar en Irán.
En 1988 Satrapi regresa a Teherán, pero la depresión que comenzó en Europa persiste y tras acudir a sesiones de terapia en vano, intenta arrebatarse la vida con una sobredosis de medicamentos. Después de conseguir superar la depresión, decide estudiar Bellas Artes en la universidad y vuelve a enamorarse. Sin embargo, a pesar de que la guerra contra Iraq había terminado, el régimen seguía con las mismas medidas represivas que antes de su partida. Por ello, Satrapi decide casarse, ya que había numerosas restricciones para que pudieran mantener una relación fuera del matrimonio. Aunque al cabo de un año, se divorcian lo cual no es nada habitual en el país y esto hace dudar a la protagonista sobre su decisión. En 1994, Satrapi sigue el consejo de sus padres y emigra a Francia donde reside desde entonces escribiendo, dibujando y dirigiendo obras cinematográficas.
Entre el exilio y la guerra: una construcción identitaria femenina
Persepolis aborda temas tan contemporáneos como la guerra, el exilio, el sentimiento de desarraigo, la identidad y la alteridad a través de las experiencias de la autora. El espectador es testigo de los perturbadores y traumáticos recuerdos de la infancia de Satrapi, así como de los obstáculos y los inconvenientes que debe superar durante su estancia en Viena y su regreso a Teherán. Así pues, estudiaremos la repercusión que tuvo la Revolución Islámica (1978-1979), la guerra entre Irán e Irak (1980-1989) y la instauración de una República islámica en la infancia de Marjane, y posteriormente su exilio en Austria y su experiencia tras regresar a su ciudad natal.
La guerra como trauma infantil
Aquellos que sobreviven a una guerra intentan olvidar los traumas del pasado, las tensiones entre las comunidades, la omnipresencia de la armada. No obstante, al finalizar la guerra siempre quedan secuelas en la memoria de las víctimas. La mayoría pierden a sus seres queridos, sus hogares, sus pertenencias, su inocencia: “Guerre passée, vivante dans le souvenir, danger de guerre prochaine.” (Fréchette 2005, 120). La historia nos narra los hechos tal y como sucedieron, empero la memoria funciona diferente en cada individuo. A pesar de que todos quedan expuestos a las atrocidades de la guerra, existen personas que olvidan o se adaptan a su nueva “normalidad” con más facilidad que otras. Sin embargo, no hay que olvidar que
En un entorno de guerra, los mismos traumas estarían presentes en las víctimas y en los victimarios o en quienes se mantuvieron como simples espectadores de los eventos. Los mismos datos estarían en la memoria de quienes vivieron los mismos hechos. Para algunos sería imposible vivir con la carga que significaría evocar todos los sucesos tal como sucedieron, porque para el torturado implicaría volver a vivir la tortura y si eso no ocurre es gracias al olvido y este es diferente para cada persona. (Gámez Brambila 2020, 64)
Desde esta óptica la identidad del país se pierde, su “realidad” se reduce a las mismas imágenes de destrucción, miedo y dolor:
“tanks, soldats, explosions, camions en flammes, femmes éperdues criant devant la caméra et, de temps en temps, ‘l’homme de la rue’ interviewé entre deux bombardements, qui dit en quelques mots sa colère ou son désarroi.” (Fréchette 2005, 119).
En el caso de Persepolis, el espectador es testigo de los efectos de la revolución y los conflictos bélicos en el paisaje iraní. Un recuerdo perturbador que aparece en la película es la caída de una bomba cerca de la casa de Marjane. Cuando su familia y ella llegaron al lugar de los hechos, el edificio se encontraba derrumbado y entre los escombros la protagonista encontró el brazo inmóvil de su amiga y vecina.
Estas escenas quedan arraigadas en la memoria de Satrapi quien sufrió el miedo de la guerra y las duras represiones del nuevo gobierno durante su infancia y el exilio durante su adolescencia. Por ello, a su regreso de Viena decide concertar una cita con un psiquiatra con el fin de lidiar con estos tormentosos recuerdos e intentar comprender y calmar el dolor que la consume:
Él [un amigo de su infancia que perdió algunas de sus extremidades durante la guerra] tenía su vida destrozada y a pesar de eso conseguía bromear. Supongo que es el único modo de soportar lo insoportable. Pero, aunque me lo repita mil veces al día no lo consigo. Es insoportable. Lo que he vivido me pesa demasiado. ¿A quién puedo comentárselo? ¿Sabe lo que quiero decir? Estoy rodeada de gente que ha sufrido mucho. (Persepolis 2007)
Los conflictos bélicos se originan por el enfrentamiento entre dos comunidades, dos religiones, dos grupos políticos que no saben empatizar con las diferencias del Otro y deciden recurrir a la violencia. Según la ideología del líder Jomeini, el kafir o “no creyente” no merecía ser llorado dado que se consideraba opositor a su doctrina. Como afirma Judith Butler en su obra Marcos de guerra
“si ciertas vidas no se califican como vidas o, desde el principio, no son concebibles como vidas dentro de ciertos marcos epistemológicos, tales vidas nunca se considerarán vividas ni perdidas en el sentido pleno de ambas palabras” (Butler 2010, 13).
De este modo, justificaba el gobierno iraní los asesinatos de las victimas.
Tanto el territorio de acogida como el país natal del extranjero juegan un papel clave en el proceso de construcción, deconstrucción y reconstrucción de la identidad de la protagonista. En términos de Heidegger (2015), la conciencia de un individuo se configura a través de su relación con el territorio donde habita. En esta misma línea se encuentra Mata Barreiro al decir que “[l]e territoire est ainsi perçu comme un espace délimité par des frontières, dans lequel l’identité de l’étranger et celle du territoire s’affrontent” (Mata Barreiro 2007, 17). En el caso de Marjane, ella experimenta una violencia inmensurable desde el punto de vista psicológico. Prueba de ello, es la depresión nerviosa que le diagnosticó su terapeuta, así como el intento de suicidio por sobredosis. El nuevo régimen le arrebata su libertad de expresión y de opinión e incluso afecta a su educación y a su físico, a saber, las mujeres deben portar el chador y queda prohibido el uso del maquillaje. Como explica la abuela de Marjane, las nuevas leyes impuestas por el régimen se imponen para crear un ambiente de opresión y dominación especialmente hacía la mujer que permita controlar al pueblo iraní a través de la aprensión: “El miedo nos hace perder la conciencia y también nos convierte en cobardes.” (Persepolis 2007).
Como resultado, observamos que nuestra protagonista al igual que sus congéneres están sujetos a la dominación, el miedo, la opresión y la falta de derechos y libertades que inflige la nueva República islámica de Irán. Ante esta situación, los padres temen por las posibles represalias hacia su hija, por lo que deciden enviar a Marjane a estudiar a un instituto de Viena. El exilio marcará profundamente la construcción de la identidad de la protagonista.
Una consciencia dividida entre el país de origen y el país de acogida
L’homme dépaysé, arraché à son cadre, à son milieu, à son pays, souffre dans un premier temps : il est plus agréable de vivre parmi les siens. Il peut cependant tirer profit de son expérience. [...] Parfois il s’enferme dans un ressentiment, né du mépris ou de l’hostilité de ses hôtes. Mais, s’il parvient à le surmonter, il découvre la curiosité et apprend la tolérance. Sa présence parmi les autochtones exerce à son tour un effet dépaysant : en troublant leurs habitudes, en déconcertant son comportement et ses jugements, il peut aider certains d’entre eux à s’engager dans cette même voie de détachement par rapport à ce qui va de soi, voie d’interrogation et d’étonnement (Todorov 1996, 24-25)
En términos de Todorov, el comienzo del exilio se manifiesta como una experiencia desgarradora, un desafío a nivel económico, social y especialmente emocional que pone a prueba al individuo. El extranjero se ve expuesto a numerosos cambios y obstáculos en su nuevo entorno político, cultural, lingüístico, religioso y geográfico: “Está también la miseria sexual, el aislamiento lingüístico, la soledad cultural y moral en medio de una sociedad extraña.” (Michaud 1998, 43). Marjane relata en Persepolis cómo es juzgada con estereotipos y prejuicios basados en la historia y los comunicados de los medios: “Cuando les digo de donde soy, me miran como si fuera salvaje. Para ellos, somos unos fanáticos que se pasan el día peleándose.” (Persepolis 2007). Nuestra protagonista personifica, en términos de Said (2005), el “otro” en Occidente: “entre Occidente-Yo y Oriente-Otro, […] el oriental se ve como una figura deshumanizada y pasiva, obligado a recibir insultos y críticas por su condición de ajeno y diferente.” (Reyes Ferrer 2016, 152). En este contexto Satrapi se enfrenta a una mentalidad etnocentrista no sólo en Austria donde la juzgan como “salvaje” o “exótica”, sino también en Irán donde la critican por no depilarse, no maquillarse y haber mantenido relaciones con varios hombres. En otras palabras, su apariencia no es lo suficientemente occidental ni tampoco oriental puesto que sus tradiciones no se rigen por los valores y la ideología iraníes. Este fenómeno desencadena “un ensimismamiento a nivel cultural que dificultaría gravemente la apertura de una comunidad hacia otras personas por el mero hecho de pertenecer a una cultura diferente” (Altarejos Masota y García-Montoto 2003, 26).
Todos estos cambios provocan una metamorfosis en la identidad de la protagonista la cual repercute en su regreso a su ciudad natal. La estancia de Marjane en Europa tuvo un gran impacto en su conciencia de sí misma, es decir, le permitió ser consciente no sólo de sus orígenes y de su herencia iraní, sino también de la influencia que tiene el resto de la sociedad en su sentido de pertenencia (Honary 2013). En otras palabras, su nacionalidad le impedía reconocerse como europea, mientras que su integración en Irán era rechazada debido a su exposición en el extranjero: “Era una extranjera en Austria y me siento extranjera en mi propio país” (Persepolis 2007). Esta situación provocará un sentimiento de desarraigo y de extrañeza-extranjería hacia su país de acogida y su país de origen (Alfaro 2013). En términos de Adorno (2004), aquel que abandona su hogar, llevará una existencia mutilada pues será privado de su lengua materna, su cultura, su país, es decir, de todo lo que le es familiar. Este territorio inhóspito para la protagonista se convierte en su nuevo desafío, así como para todos los refugiados, inmigrantes y exiliados que deben comenzar su nueva vida desde cero (Said 2000).
Como consecuencia, la experiencia del exilio provoca una disociación de la identidad del sujeto conocida como el yo divido (divided self) en términos de Julia Kristeva (Touraine 2007). La permutación del extranjero que comparte dos países, dos lenguas y dos culturas surge de su interior, de su imposibilidad de ensamblar ambos mundos. Este sentimiento nace como consecuencia del desarraigo con su país natal originado por el rechazo social. En este contexto, Julia Kristeva defiende que, con el objetivo de recuperar su identidad, el exiliado debe asumir su independencia con respecto a la misma heterogeneidad que los divide en su interior (Kristeva 1988). A pesar de este sentimiento de desarraigo tanto en el territorio de acogida como en su país natal, Marjane tiene la ventaja de conocer dos culturas, dos lenguas y dos países. Esta ventaja otorga a la protagonista una mente más abierta para juzgar el mundo y las normas impuestas por el régimen iraní y por la sociedad occidental: “Pasar los años de instituto en Europa permite […] a Satrapi obtener una doble visión del mundo en los planos cultural y social en el momento en el que empieza a formarse su pensamiento adulto.” (González-Quevedo 2018, 231). Su identidad evoluciona a una identidad mestiza, híbrida y plural:
En Teherán, Marjane continúa ocupando un lugar “in between”, un estado liminal, donde ambas culturas persistirán en su proceso identitario. Sin embargo, de esa aparente dificultad de vivir entre dos mundos, Marjane también obtendrá algún beneficio al poder comparar y tener acceso a una cultura plural. (Reyes Ferrer 2016, 152)
Conclusión
A través de Persepolis, Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud logran retratar la infancia de la autora expuesta a las leyes represivas del nuevo régimen y los horrores de la revolución iraní y la guerra entre Irán e Irak. Además, nos muestra su experiencia como mujer iraní exiliada en Europa. Este largometraje se configura gracias a la literatura femenina del exilio donde “quedaría recogida esa ‘diferencia’ de la ginocrítica a partir de la idea de que en los testimonios de los hombres exiliados no existe esa necesidad de ruptura de roles tradicionales, de búsqueda en el exilio de la liberación de la mujer.” (González-Quevedo 2018, 245). A través de esta adaptación fílmica del cómic, observamos cómo la protagonista personifica una unión entre la cultura y la mentalidad oriental y occidental. Esta doble visión del mundo permite al espectador ser testigo de las atrocidades de un país en guerra y los obstáculos que debe superar el extranjero en el país de acogida.
No obstante, Satrapi nos muestra su deseo por luchar y reivindicar sus derechos como mujer iraní y como exiliada. Su historia no es un caso aislado, ya que representa el testimonio de muchas otras extranjeras que al igual que ella también luchan por sus derechos y su libertad. Prueba de ello, son los sacrificios y la valentía de sus seres queridos. En este sentido, destacamos a su abuelo como preso político durante el régimen del Sha, su tío marxista tras ser ejecutado por defender su ideología, la participación política de la madre de Marjane contra la imposición del uso del chador, y en especial su abuela, una mujer fuerte e independiente que se divorció cuando nadie más se atrevía. Finalmente, concluimos que este estudio no sólo examina la construcción identitaria de la protagonista, sino también la identidad del individuo exiliado, excluido de su propio país y privado de su cultura, su lengua y la familiaridad de su vida pasada.
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