Capítulo I – Cinema – Arte

Art History and Tv Series

La Historia del Arte y las Series de TV

Manuel Rodríguez Vargas

Universidad de Granada, España

Abstract

The world of Art History has made its way, not only through bibliography or museums but also through the audiovisual world. From here, we have to distinguish two similar entities, but at the same time very specific: the cinema itself, and on the other, the section of television series. In the case of the latter, it is important to point out the differences with cinematography, which, although it shares the same languages and codes, it is true, it raises some broader horizons in providing a closer narrative to detail and richer and abundant contextualization contributing to a better understanding of the historical and artistic fact, and this can be scrutinized through a careful selection of TV series whose main protagonist is the Art History and the artists.

Keywords: Biopic, Cinema, Painting, Art, Education.

Introducción

Tanto las películas como las series históricas se erigen como programas para el entretenimiento. Al igual que los largometrajes, las series de televisión también han captado la atención de la gente y son muy populares.

En comparación con las películas, las series son mucho más extensas, razón por la cual en numerosos casos pueden recrearse en más detalles históricos, además de mostrar narraciones mucho más complejas, pues disponen de considerable metraje, y por lo tanto el espacio temporal a recorrer es más dilatado, algo que, en ciertas momentos, contribuye a la dispersión del espectador hacia algunas partes del contenido, pues existen grandes pausas entre un episodio y el siguiente, eso, sin contar los cambios de temporada, que frecuentemente conllevan variaciones en la ambientación, así como de personajes.

En ocasiones se ha señalado que las películas cuentan con mayor creatividad, y esto es porque deben concentrar toda la narración —en alrededor de 100 minutos— en una sola entrega, no pudiendo dilapidar ni un solo segundo en vaguedades. Por el contrario, las series tienen la posibilidad de especular más con el metraje, y por tanto puede esparcirse por elementos y circunstancias más cercanas a la anécdota o la leyenda.

Las series de TV y el Arte

Para los estudiosos y amantes de la Historia del Arte la aparición de una serie de televisión sobre el hecho artístico es un goce constante, ya que no solo se vislumbran los artistas y los resultados de su desempeño, sino que a través de los códigos de esa misma serie televisión, hay un desarrollo del contexto histórico, que hace que la historia tenga más cuajo y entidad, lo que hace más creíble y didáctico lo que se quiere contar.

El historiador Robert Rosenstone clasifica los films históricos en tres grandes grupos: historia como drama, como documento y como experimentación.

Nos quedaremos con el primer grupo, el cual es conformado por las que estructuran su narración como un drama, es decir, tanto series basadas en hechos o personajes reales, como series con personajes y argumentos ficticios que no pretenden explicar la Historia, sino utilizarla como escenario del drama, o sea, las series de ficción.

Como en el cine, las series de ficción no pueden entenderse como un complemento de la Historia académica ni procurar que presenten una narración fidedigna a la realidad porque, aunque muchas veces los personajes o narraciones se erijan a partir de personas o hechos que ocurrieron en el pasado, toda obra de ficción nace de la fantasía de un guionista o director. La Historia se utiliza como un mero escenario donde desarrollar la historia que se pretende contar.

Las series históricas hacen que el espectador cree una realidad imaginaria que muchas veces difiere de la realidad histórica, ya que se componen de leyendas que no siempre se corresponden con la realidad. Además, otro aspecto a destacar es, la utilización del lenguaje en este tipo de series. El empleo de un vocabulario de época puede desvirtuar el contenido de la serie y hacer que el espectador se aleje de ella. Por esta razón, se intentan crear hibridaciones entre el léxico de antaño con el léxico actual para crear al espectador la impresión de estar en el pasado pero con una sensación de cercanía al presente. Este tipo anomalías se entienden como anacronismos, los cuales percibimos como males necesarios, pero que también nos alejan de la verdad que queremos narrar, por ello, a la hora de filmar cine histórico es necesario evocar el respeto por la Historia e intentar ser fieles a ella en la medida de lo posible.

A continuación, se ofrecen algunos ejemplos paradigmáticos de series relacionadas con la Historia del Arte, en las que se comentan aspectos relevantes, que invitan a su visionado.

Los pilares de la Tierra (2010)

La celebérrima miniserie de Los pilares de la Tierra (2010), está compuesta de 8 episodios, y supone ser una adaptación de la homónima novela de Ken Follett. Su trama se ubica en la Edad Media, en una fascinante época de reyes, damas, caballeros, luchas feudales, castillos y ciudades amuralladas, el amor y la muerte se entrecruzan vibrantemente en este tapiz cuyo centro es la construcción de una catedral gótica.

Fig. 1. Fotograma de la Serie: Los pilares de la Tierra (1985).
Fuente: El País

Así pues, se puede decir que todo comienza con un sueño: el de un humilde constructor llamado Tom, de levantar la catedral de Kingsbridge desde sus cimientos tras sufrir un grave incendio. Alrededor de la construcción se desarrolla una historia de amor, muerte, y lucha entre nobleza y clero en la Inglaterra de la Edad Media, en concreto en el siglo XII, durante un periodo de guerra civil conocido como la anarquía inglesa. A pesar de la complejidad de la obra, se presenta de manera solvente, pues los lugares están muy bien escogidos y la fotografía, es bellísima, lo que nos permite captar a la perfección la crudeza de la época.

En definitiva, supone un interesantísimo documento sobre la arquitectura gótica de la época, que envuelve lo referente a la edificación medieval de los siglos XII y XIII.

La vida de Leonardo da Vinci (1971)

Miniserie italiana de cinco capítulos que nos ofrece por completo y con gran detalle la vida y obra del personaje más apasionante del Renacimiento italiano, Leonardo da Vinci. La serie parte de la circunstancia que condiciona fundamentalmente la vida y obra de Leonardo: el ser hijo ilegitimo. Así, desde el primer capítulo se narra la propia vida de Leonardo, su infancia acomplejada, los cuatro matrimonios del padre y la soledad de su madre, su traslado a Florencia y su ingreso como aprendiz en el taller de Verrocchio. Ya, desde entonces, se muestra la genialidad del artista. Y a partir de ese momento una larga carrera siempre en busca de un mayor conocimiento de la realidad, a través del arte y de la ciencia hasta su muerte en Francia en los brazos del rey Francisco I.

El valor didáctico de la miniserie es considerable, pues aparece nada menos que el propio narrador en las escenas de la serie, con un gran trabajo, ya que irrumpe siempre para aclarar o indicar un rasgo de su personalidad. La labor realizada para reproducir sus cuadros, sus aparatos y máquinas es muy valiosa. Todos con gran detalle y fidelidad. También destaca la escenografía y los paisajes naturales, que nos hacen creer que estamos viendo verdaderamente a Leonardo recorriendo los campos como niño en Vinci o navegando por los canales de Milán. La indumentaria de todos los personajes y la ambientación son sublimes y la forma de mostrarnos las imágenes está cuidada y dotada de gran hermosura.

Fig. 2. Fotograma de la Serie: La vida de Leonardo da Vinci (1971).
Fuente: Youtube

En el Capítulo 1, se nos muestra a Leonardo desde su nacimiento hasta su partida a Milán en 1482, mientras tanto podemos admirar bellas secuencias pertenecientes a su etapa en el taller del Verrocchio, en el que demuestra sus habilidades pictóricas en obras como El bautismo de Cristo (1470-1480), o también en su cartón preparatorio de La adoración de los Reyes Magos (1481-1482). Para el Capítulo 2, Leonardo se encuentra en Milán en la corte de Ludovico Sforza, donde tenemos la ocasión de disfrutar de una magnífico «tableau vivant» a cerca del pintado de La dama del armiño (1489-1490), al igual de la disposición del propio Leonardo para acometer un proyecto consistente en la realización de la versión en arcilla para el molde de Il Cavallo, una imponente estatua ecuestre en honor de Francisco I Sforza, padre de Ludovico, que no llegaría a culminar. En el Capítulo 3, se nos brinda el modo en que Leonardo compuso La Santa Cena (1495-1498), en el convento de Santa María delle Grazie, así como su paso por Mantua donde tendrá la oportunidad de realizar el Retrato de Isabel de Este (1499-1500). El Capítulo 4, sitúa a Leonardo en Florencia, donde se le encargarán obras como el fresco de La batalla de Anghiari (1504-1505), o La Gioconda (1503); también tendrá ocasión de hacer estudios sobre armamento e ingeniería militar, que plasmará en innumerables dibujos. Finalmente, en el Capítulo 5, se puede visualizar la maestría de Leonardo en La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana, (1510) o San Juan Bautista (1513-1516), tras su paso por Roma y Francia, en la corte de Francisco I, donde fallecería en 1519.

Los Medici. Señores de Florencia (2016)

Relata el ascenso al poder de la familia Medici y las consecuencias de la transformación económica, cultural y social que iniciaron. Una revolución que desafió el pensamiento tradicional y cambió la historia, pero que también les hizo labrarse numerosos enemigos. Así, la sinopsis de lo que va a ser la 1.ª temporada se centra en los años de ascenso de Cosme de Medici, quien se ve obligado a suceder a su padre Giovanni como cabeza de los Medici, después de que éste sea inesperadamente asesinado. Rodeado de adversarios, Cosme se topa entonces con el reto de mantener a flote el banco de los Medici y preservar la influencia y el poder de su familia en Florencia, mientras no cesa en su empeño por averiguar quién asesinó a su padre.

Hace un recorrido por la Florencia del siglo XV absolutamente magistral. Hay que señalar que se trata de una historia realmente densa, pero que cumple, con creces, su objetivo de plasmar, no solo las intrigas políticas y las luchas de poder, sino también todo el ambiente cultural y artístico que estaba empezando a despegar, y éste es mostrado con maestría y con atinadas secuencias.

Una de las obras de arte, a la que se hace especial mención en la primera temporada, será la cúpula de la Catedral de Santa María del Fiore, que tras sesudos proyectos por estudiosos de la época, el proyecto fue a parar a Filippo Brunelleschi (1420); esta empresa, se convertirá en el sueño y la obsesión de Cosme de Medici; destaca, igualmente, una magnífica banda sonora. También habrá lugar para mostrar la escultura del «Quattrocento», donde la principal figura será Donatello y su célebre obra, David (1440).

Fig. 3. Fotograma de la Serie: Los Medici. Señores de Florencia (2016).
Fuente: Movistar Series

En resumen, hablamos de una serie sobre el primer Renacimiento bastante aprovechable —desde el punto de vista didáctico—, que ilustra con suma fidelidad las vicisitudes que atravesaron los Medici para asentar su influencia en materia política y económica; y que a pesar de la densidad de la historia, se puede visualizar con fluidez por parte del gran público. Las secuencias ligadas a la esfera artística no son demasiadas, pero contienen una fineza y grandilocuencia, verdaderamente estimables y recomendables.

La 2.ª Temporada (El Magnífico I) nos sitúa en el año 1470. El poder de la familia Medici se ha consolidado a través del tiempo. Lorenzo es el elegido para ocupar el puesto de su padre después de un intento por arrebatarle la vida. Como la nueva cabeza visible de la familia, se ve obligado a cuidar de su hermano Giuliano y de su hermana Bianca. Lorenzo contrae matrimonio con Clarice Orsini, una mujer noble de Roma, mientras que su amistad con Botticelli otorga pinceladas de color a la época del Renacimiento. Sin embargo, su lucha con el Papa Sixto IV lleva a Florencia a sufrir el momento más sangriento de su historia.

Su contribución didáctica, al igual que su precuela, son de notable valor; en esta ocasión la figura artística que nos ofrece un repertorio artístico no es otro que Botticelli, el cual pertenece a la tercera generación quattrocentista, encabezada por Lorenzo de Medici, el Magnífico, y nos ofrece algunas obras artísticas ubicadas en correcto ambiente socio-histórico. En esta segunda temporada, además de tocar tangencialmente lo artístico, continúa con narraciones de carácter político, que confluyen en el incesante enfrentamiento entre los Medici y los Pazzi (Conspiración de los Pazzi). Sobresaliente y destacada se erige la representación de la obra La cabalgata de los Reyes Magos (1460), de Benozzo Gozzoli, ubicada en el Palacio Medici-Riccardi, la cual es mostrada desde un punto de vista genealógico.

Para el caso de Botticelli la obra escogida es Venus y Marte (1483), para la cual, los modelos mostrados en la cinta son, por un lado Simonetta Vespucci y Giuliano de Medici, y están distribuidos entre los capítulos 4, 5 y 6 de la serie.

Por último, es reseñable el apunte final de la serie, donde se esboza, tras estar sumido en una depresión el propio Botticelli, el anteproyecto de otra obra del maestro florentino, se trata de La Primavera (1478), en el capítulo 8 y último, de la segunda entrega.

Fig. 4. Fotograma de la Serie: Los Medici. Señores de Florencia. El Magnífico (2018).
Fuente: Movistar Series

La 3.ª Temporada (El Magnífico II) nos ubica temporalmente, pocos meses después de que la conspiración de los Pazzi se cobre la vida de su hermano, Lorenzo el Magnífico busca venganza. Los Medici gozan de un gran momento de poder, pero la guerra con el Papa Sixto IV asoma amenazante y el Conde Riario va a hacer todo lo posible para que sea efectiva. Además, las cada vez más precarias reservas del banco familiar y la situación política fuerzan a Lorenzo a abandonar al hombre idealista que fue en su día. Su relación con su esposa, Clarice, se resiente especialmente cuando él reconecta con una antigua amiga: la brillante y atractiva Ippolita Sforza. Mientras tanto, Lorenzo sigue luchando por expandir su imperio como patrón de las artes, descubriendo esta vez el talento de dos prometedores jóvenes: Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. Sin embargo, también en este terreno Lorenzo se ve amenazado: su posición de estandarte y príncipe del Renacimiento empieza a chocar con el creciente descontento del pueblo, que ahora busca inspiración en la figura de un convincente predicador dominico, Girolamo Savonarola.

El abordaje artístico de esta tercera entrega de «El Magnífico» pasa por las figuras de Leonardo, Botticelli y Miguel Ángel, con apariciones discretas pero solventes al mismo tiempo. Bajo el mandato de Sixto IV, apreciamos el protagonismo que adquirirá Sandro Botticelli, especialmente tras el encargo por parte del pontífice, del fresco El Castigo de los rebeldes (1481-1482), ubicada en la Capilla Sixtina; y en otra ocasión se observa, como el propio Botticelli está trabajando en La Virgen de la granada (1490). En ambos casos el artista dedicará tiempo para la elaboración de sendos dibujos preparatorios. En el caso de Leonardo, se proyecta la imagen de un artista polifacético, más próximo a lo científico y a la ingeniería que a la propia pintura, pero que acude siempre a sus dotes dibujísticas para tratar de ofrecer sus proyectos a los diferentes mecenas con los que convive a lo largo de su vida. Es por ello, que lo encontramos diseccionado cadáveres, interesándose por el funcionamiento del cuerpo humano, una actividad proscrita y condenada por la Iglesia, de los cuales tomaba notas y realizaba dibujos, a tenor de lo que vislumbraba en sus investigaciones. En otro sentido, descubrimos a Leonardo como creador de máquinas de guerra, y en concreto de una catapulta, donde a través de unos dibujos se distingue el diseño de la misma, los cuales muestran a Lorenzo de Medici, en un viaje de éste a Milán. Además, señalamos la aparición de un joven Miguel Ángel, al que localizamos en Florencia topándose con Lorenzo de Medici en plena acción escultórica; de Miguel Ángel, hemos de fijar el foco en la escena en la que trabaja en La batalla de los centauros (1492).

Todo ello sucede en el marco de una Florencia, que se convierte en la gran cuna del «quattrocento» renacentista, protegida y auspiciada por mecenas como Lorenzo, el Magnífico, donde aparece belleza por doquier, en cualquiera de sus formas, y que pronto encontraría al antagonista perfecto, el religioso Savonarola, el cual en la «hoguera de las vanidades» quemaría todo objeto que representara el lujo o lo pagano.

Versalles (2015)

Esta ambiciosa superproducción gira en torno a la historia del Palacio de Versalles desde el inicio de su construcción en 1667, hasta su culminación. Tras pasar por una infancia conflictiva y humillante, el monarca Luis XIV se revela a sus 28 años como un estratega político fuera de lo común. Con el fin de someter a la nobleza e imponer definitivamente su poder absoluto, el déspota rey ordena la construcción de Versalles y lo concibe como una jaula de oro para mantener a los nobles bajo su control, distanciándose de ellos al tiempo que les entretiene con caprichos y distracciones. Mientras, mantiene una relación con su cuñada Ana, esposa de su hermano Felipe I.

La serie nos presenta la realidad de Versalles en toda su inmensidad, que va desde lo político hasta lo privado. Por ello, trascendiendo más allá de lo meramente artístico, nos brinda la posibilidad de apreciar aspectos como el funcionamiento del mercantilismo, personificado en la figura de Colbert, así como la plasmación de los órdenes sociales del «Antiguo Régimen». Asimismo nos ofrece la visualización de la guerra contra los Países Bajos, que llevaría aparejada la persecución del orbe protestante. Igualmente, el contencioso con el Vaticano, como el problema de la sucesión al trono español comportarán para Luis XIV y para su corte verdaderos quebraderos de cabeza, mientras la medicina y la ciencia avanzan y superan viejos saberes a través del estudio y disección de cadáveres.

Fig. 5. Fotograma de la Serie: Versalles (2015).
Fuente: Revista Mutaciones

Pero lo que realmente centra nuestra atención es el proceso de construcción del Palacio de Versalles (1668-1692), un recinto que inicialmente se instituyó como un pabellón de caza, y que posteriormente el propio Luis XIV lo convertiría en su residencia, y en la sede oficial de su gobierno, además de erigirse en hogar para la corte y nobles afines. Para la puesta en marcha del proyecto, el monarca tomó parte en los planos y maquetación, siguiendo paso a paso la evolución de la obra. Al mismo tiempo, podemos advertir el cuidado de los jardines o los andamiajes en las alas en construcción del palacio, así como la evolución del mismo, el cual se va revistiendo de una iconografía relacionada con el «Sol» como astro y como símbolo. A la vez que se va construyendo el magno edificio, se percibe como los obreros que se encargan de dicha construcción se rebelan contra los capataces y el rey, por las precarias condiciones en las que desempeñan el trabajo. El Palacio de Versalles, queda culminado por uno de los grandes sueños de Luis XIV: la creación de un gran salón, lleno de fasto y boato, al que se le daría el nombre de La Galería de los Espejos (1678-1684), y donde se hace gala del lujo que rodeaba al monarca francés. Otra gran construcción que observamos en el trascurso de la serie, es la proyección del edificio de Los Inválidos (1671-1687), un proyecto de Luis XIV cuya intención era, que sus instalaciones ofrecieran cobijo para los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar. Asimismo, son interesantes las panorámicas que la serie nos ofrece del París del siglo XVII, donde se aprecian edificios relevantes como Notre Dame, el río Sena, y la suciedad que se encuentra en el entramado urbano, donde además se nos muestran interiores de algunas casas, las cuales se manifiestan pobres y lúgubres. Dentro de estos espacios del tercer estado, observamos como dentro de los gremios existentes de la ciudad, se pone el foco en un taller de zapatería, en un alarde de mostrar una incipiente manufactura de la época.

No hemos de pasar de soslayo la importancia de la pintura, y en particular del retrato, como instrumento para proyectar la imagen personal. Este recurso fue especialmente empleado no solo en las efigies oficiales de los monarcas, para relanzar su fama y poder, sino que también se usó para enviar imágenes personales a otras cortes para concertar posibles casamientos. Por otro lado, observamos otros lienzos que responden a la estética barroca clasicista, entre los que destaca Domenichino con Diana y sus ninfas (1616).

Goya (1985)

Una miniserie de TV de 6 episodios, donde se observa cómo las pinturas de Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828) fueron el origen de la sensibilidad artística contemporánea. Además de los espléndidos escenarios naturales, la película muestra más de cien obras suyas y una minuciosa reconstrucción de la Corte Española y de grandes acontecimientos históricos, como el 2 de mayo de 1808.

Perfectamente ambientada, se filma esta gran obra sobre el genial pintor aragonés, donde no se escatiman detalles de ningún tipo, ni de índole artística ni histórica, de ahí su gran valor didáctico. No en vano, el título de los seis capítulos son reveladores del tiempo histórico que abordan: en el primero de ellos: La cucaña, trata los acontecimientos ligados a su infancia, y sus inicios en el campo de la pintura de la mano de José Luzán y el entramado de ciertas relaciones humanas que le serán muy provechosas en el futuro. Otros aspectos a destacar son el viaje a Italia, y el asunto de la Real Academia.

En el segundo episodio: Pintor del rey, se pone de manifiesto el cierre de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, una dificultad para el joven Goya, que sin duda será paliada una vez que entre en contacto con el círculo de la realeza y la nobleza, en cuanto a retratos se refiere.

Con el tercer episodio: Cayetana, emerge con gran fuerza una figura femenina de la que se cree tuvo gran influencia en Goya, no solo en el apartado artístico sino también en el personal, se trata de la Duquesa de Alba, de la que se dice, que, al enviudar pudo tener un romance con el pintor.

Fig. 6. Fotograma de la Serie: Goya (1985).
Fuente: Youtube.

Para el cuarto episodio: La familia de Carlos IV, Goya se convierte en el pintor de cámara del rey, y eso le lleva a pintar al monarca y a su familia. Posteriormente, los franceses invadirán España, y José I será entronizado. Será también la época en la que fallezca la Duquesa de Alba.

El quinto episodio: Yo lo vi, hace hincapié en los desastres que supuso la insurrección de los pueblos madrileño y zaragozano contra el enemigo francés, y los estragos que supuso aquella contienda; Goya no pudo permanecer inmóvil ante aquello y su pintura fue su testimonio.

El sexto y último episodio: La quinta del sordo, se presenta como el epílogo de su vida, y evoca al desconcertante mundo que le rodea, y que su paleta no dejará de representar y denunciar.

Desperate Romantics (2009)

Se trata de una miniserie de 6 episodios, en la que un grupo de jóvenes pintores y poetas, la Hermandad Prerrafaelita, pretende revolucionar el mundo del arte para siempre. Millais, Hunt y Rosetti son los miembros fundadores de la Hermandad, cuyo valedor y mecenas será el encumbrado crítico de arte John Ruskin, que incluso llegará a defenderlos en público ante los ataques de Charles Dickens. Excesos, irreverencia, vidas disipadas para la moral de la época, enfrentamientos con el establishment y la puja constante por el reconocimiento forman parte de la trama.

Fig. 7. Fotograma de la Serie: Desperate Romantics (2009).
Fuente: BBC.

La serie se nos presenta como una tragicomedia de ritmo ágil, donde los tres protagonistas (Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt y John Everett Millais) plantean ya en el siglo XIX, posiblemente, la primera de las escuelas pictóricas de vanguardia, adelantándose al impresionismo o al expresionismo.

Incluso ya está presente el rechazo de la Royal Academy, a estos revolucionarios del arte que se autodenominan como la Hermandad Prerrafaelita.

Es precisamente, ese menosprecio por parte de la academia, lo que les lleva a buscar el reconocimiento del crítico de arte, John Ruskin, el cual se mostrará reticente en un primer momento, pero que finalmente apoyará las pretensiones de la hermandad. Esta aprobación por parte de Ruskin, hará que la prensa se haga eco de la irrupción de este grupo artístico, y que vaya cuajando la idea de la búsqueda de una musa que sirva de modelo para todos ellos.

La existencia de sucesivos modelos femeninos, hará que surjan distintas relaciones personales, que junto al ambiente bohemio en el cual se insertan los artistas, darán como resultado actitudes despreocupadas y negligentes, que en ocasiones alterarán sus pinturas, así como todo lo que rodea a su arte.

La serie nos dispensa momentos de bellísima factura, que se ponen de manifiesto en extraordinarios «tableaux vivants», que dan lugar a obras como Ofelia (1852) de Millais, El despertar de la conciencia (1853) de Hunt, o Bocca Baciata (1859) de Rosetti, que conforman algunas de las muestras más representativas de la pintura prerrafaelita.

The Impressionists (2006)

Aborda la historia íntima de la sociedad de pintores impresionistas franceses más notables del siglo XIX. A través de cartas y pruebas documentales se evidencia la esencia de la corriente Impresionista francesa, que tiene su reconocimiento ante la hostilidad del mundo y el arte en el siglo XIX, donde los matices y exquisiteces de Monet, Bazille, Manet, Degas, Renoir y Cézanne contrastan con tan compleja realidad. Durante el transcurso de esta miniserie se reúnen los triunfos y las tragedias de sus protagonistas.

Fig. 8. Fotograma de la Serie: The Impressionists (2006).
Fuente: richardarmitageonline.com.

De esta forma esta magnífica e impecable miniserie nos relata de manera eficaz, los ambientes y circunstancias que se dieron para que aflorara uno de los movimientos pictóricos más importantes del siglo XIX, y desde un punto de vista pedagógico se presenta de una manera grandiosa. La historia es narrada mediante un flashback continuo, y rememorada a través de la figura de un octogenario Monet. La puesta en escena es, sencillamente, genial, pues se recorren escenarios y estampas de indudable valor, y donde lo pintoresco destaca sobremanera. Hay, también una convergencia de diferentes acontecimientos contemporáneos, como la guerra franco-prusiana, la cual haría que algunos de los integrantes del incipiente grupo impresionista, se alistara en el conflicto. Por otro lado, uno de los eventos para sobresalientes eran los salones de exposiciones, los cuales no admitían la deriva del arte moderno, y esta eventualidad aparece en la miniserie de una manera muy explícita, y que provocó que emergiera El «Salon des Refusés» (Salón de los Rechazados), en un intento desesperado de los artistas repudiados de poder exponer su obra, sin el temor a ser censurados artísticamente. El ambiente bohemio es perfectamente captado por la cinta, donde no se escatiman modelos, por parte de los artistas, y también se manifiesta una buena relación entre todos los artistas [Monet, Renoir, Degas, Manet, Bazille, Cézanne], los cuales tienen ocasión de verse y conocerse en los cafés parisinos.

Inicialmente, el artista más avanzado en la proliferación de un arte que desafía a lo establecido, principalmente por la Academia, es Manet, ya que con obras como Almuerzo sobre la hierba (1862-1863), que supusieron un escándalo, ya que opuso un desnudo femenino a dos figuras masculinas, alejándose de la estética clásica de una Venus. En esa misma línea presenta Olympia (1863), que en esa incesante incomprensión artística es víctima de un intento de agresión en el Salón. Mientras tanto, la experimentación continúa por parte de artistas como Renoir, Monet y Bazille, los cuales entienden que la verdad está en la naturaleza, y ambos hacen una pintura sobre un mismo motivo, en el bosque de Fontainebleau, con visiones y perspectivas distintas, con obras como El bosque de Fontainebleau de Renoir (1865) y El bosque de Fontainebleau (1865) de Bazille, nacía así la pintura a plain air.

La historia nos presenta a un Monet que sigue interactuando con su incipiente arte y su interés en ser reconocido por el Salón, y lo consigue a partir de la obra Camille con traje verde (1866), el cual, al no ser muy popular, es confundido con Manet, entrando éste en cólera tras ser felicitado por una obra que no es suya, posteriormente, tras conocerse ambos artistas, se entablará una gran amistad.

Fig. 9. Fotograma de la Serie: The Impressionists (2006).
Fuente: Richard Armitage Central.

Degas, de gustos más refinados, no siguió los pasos de Renoir o Monet; en su búsqueda de la verdad en una pintura a plain air, sino más bien, de una atmósfera más intimista, privada o incluso elitista. Por ello, en la serie se deja ver su predilección por ambientes ligados al ballet. Gustaba de cuidar el tema y de elegir muy bien los motivos, posiblemente heredero de sus propias costumbres refinadas, que sin embargo, nunca le impidieron trabar amistad con el resto de la terna impresionista. A este efecto podría servir la obra de Ensayo de ballet sobre el escenario (1874) o incluso, Clase de danza (1871), en sendas obras utilizaba con gran asiduidad, como modelos, a las propias bailarinas.

Mientras tanto, el propio Monet, en su empeño de captar la naturaleza en pequeños instantes, daría con su obra maestra, y que a la postre, mostraría el camino al resto de los integrantes de este nuevo movimiento artístico, y no solo eso, sino que brindaría el nombre con el que definitivamente serían llamados todos los componentes de esta nueva e imparable tendencia pictórica de la Francia de la segunda mitad del siglo XIX; nos referimos a Impresión, sol naciente (1872), y que la miniserie, nos la muestra en su más absoluto esplendor, bajo las circunstancias en las que pudo componer Monet, y desde luego no defrauda.

No será las últimas muestras que la serie nos muestre de Monet, pues en su afán de tomar como motivo la naturaleza e insertar en ella sus personajes, nos presentará obras como Las amapolas (1873) y una de sus captaciones de la Estación de Saint-Lazare (1876).

La serie tiene en cuenta a Renoir, en el mismo tono que Monet, y lo presenta como un entusiasta que toma directamente de la naturaleza sus temas y los integra en ella, tal es así, que nos enseña obras tan célebres como Mujeres parisinas con traje argelino (1872) o Paseo a caballo en el bosque de Bologne (1873), en el que hace gala de su predilección por las figuras femeninas; también lucha por que sus cuadros figuren en el Gran Salón, pero al igual que sus compañeros, son muchas las ocasiones en las que no goza de fortuna. Tras la humillación y el descrédito procurado desde el Salón hacia los impresionistas, éstos deciden exponer por su cuenta, en el citado «Salon des Refusés» (Salón de los Rechazados), un hecho que aparece perfectamente plasmado. El último en liza, sería Cézanne el cual es mostrado como un artista inseguro, lleno de dudas y un buscador de la belleza sin recompensa. Se presenta como un constructivista del impresionismo, que abriría la puerta del postimpresionismo. Algunas pinturas que pueden acompañar a estas afirmaciones son Bodegón con manzanas y galletas (1880-1882) o La montaña Santa Victoria (1885).

El punto culmen de la miniserie se alcanza con la madurez de Monet y la de su obra, un hecho que es perceptible cuando, definitivamente, se ha adquirido el conocimiento y la verdad en la pintura impresionista; un escenario que es palmario a través de lienzos como La catedral de Rouen (1894) y los Nenúfares (1920-1926).

El legado de Van Gogh (2013)

Narra el relato de un artista incomprendido, Van Gogh. También la historia de su primo y único heredero Vincent Willem (1890-1978). Casi 70 años después de la muerte de su famoso tío, Vincent Willem Van Gogh, lucha con la carga de su legado: la colección Van Gogh. Sobre la base de cartas, dibujos y pinturas, Vincent Willem profundiza en la especial historia de la vida de su tío.

Fig. 10. Fotograma de la Serie: El legado de Van Gogh (2013).
Fuente: Kino.de

Como todos los biopic, la historia recorre desde la infancia del artista hasta su muerte, pero en esta ocasión nos presenta la figura del sobrino del artista, heredero y depositario de la obra de Van Gogh. Fragmentada en 4 episodios nos narra los hechos más relevantes de la vida del pintor neerlandés.

En el primer episodio, conocemos a Vincent van Gogh a través de los ojos de Vincent Willem, sobrino del pintor.

En el segundo episodio, Vincent descubre que su esposa Sien todavía gana su dinero como prostituta, decide abandonar a su «familia» y regresar con sus padres a Nuenen, pero su regreso a casa causa grandes tensiones dentro de la familia.

En la tercera parte, Vincent se va con su hermano Theo a París, y pinta allí con gran pasión. Pero, como ni a él, ni su trabajo se entienden, decide perseguir un nuevo sueño en Arlés: el objetivo sería la fundación de una colonia de artistas con su nuevo amigo Paul Gauguin. Pero las expectativas sobre esta idea resultan ser demasiado altas, ya que la locura golpea a Vincent.

En el cuarto y último episodio, en 1890, Vincent, dado de alta de la institución psiquiátrica, conoce por primera vez al hijo de su hermano Theo, el pequeño Vincent Willem. Vincent decide ir a Auvers para continuar viviendo y pintando en paz, pero todo resulta muy diferente. Recorriendo parajes y lugares extraordinarios, la miniserie nos muestra a un Van Gogh entregado a su arte pero incomprendido a la vez por la sociedad de su tiempo, así, la narración en este metraje es magistral, hasta tal punto, que uno de los protagonistas, el sobrino de Van Gogh, visita los lugares en los que su tío desarrolló buena parte de su arte, concluyendo así que, su visionado es absolutamente recomendable.

El joven Picasso (1994)

Recrea la juventud de Pablo Picasso (1881-1973) hasta el momento en que acaba su legendaria obra Las señoritas de Avignon. En el otoño de 1900, Picasso y su amigo Cassagemas llegan a la estación del Quai D’Orsay. Es el año de la gran Exposición Universal de París. Después de buscar alojamiento, visitan a Nonell, un pintor catalán amigo suyo, que los acompaña a la exposición y les proporciona compañía femenina (Germaine y Antoinette Gargallo). Cassagemas se siente atraído por Germaine, pero ésta coquetea furtivamente con Picasso. Un amigo de Nonell los lleva al Moulin Rouge, donde Picasso tiene la oportunidad de conocer a Toulouse Lautrec y también a su primer marchante. Cuando Nonell regresa a Barcelona, Cassagemas y Picasso se instalan en su estudio.

Fig. 11. Fotograma de la Serie: El joven Picasso (1994).
Fuente: Youtube.

Didácticamente es una verdadera joya, especialmente a la hora de acometer la etapa de juventud de Picasso. Dividida en 4 episodios, observamos cómo en el primero de ellos, Picasso contacta con Isidre Nonell, el cual le procurará un alojamiento, le mostrará el barrio de Montmartre, y desde luego la realidad del arte en París y de sus marchantes. De esta forma el joven Picasso tendrá la oportunidad de poder visitar algunos célebres lugares parisinos que van desde el institucional Museo del Louvre hasta el bullicioso Moulin Rouge, en el que tendrá ocasión de conocer Toulousse-Lautrec. Sin embargo, el género que más se demanda a los pintores extranjeros, no es otro que el de las costumbres populares de su lugar de origen, como se aprecian en Escena de corrida de toros (1901).

También se observa cómo se va intercalando la historia parisina con escenas de su juventud más temprana, así como su propia vuelta a España, donde expondrá obras como Mujer en azul (1901), tras observarse algunos de los más elegantes ambientes burgueses en Málaga donde prevalece la hipocresía por doquier; por otro lado, la cinta nos muestra los círculos de la intelectualidad madrileña ligada a la «Generación del 98».

Ya en el segundo episodio, Picasso continúa conociendo a gente del arte, y en particular a Max Jacob, con quién mantendría una gran amistad, en una época en la que se encontraba sin dinero ni encargos, es por ello que será una etapa de constantes idas y venidas entre París y Barcelona; será el momento en el que lleve a cabo el Retrato de Jaime Sabartés (1901) o Arlequín pensativo. Entre 1901 y 1904 comenzará lo que se conocerá como su «etapa azul», la cual tendrá su comienzo tras el suicidio de su amigo Casagemas, caracterizada por tonos oscuros, tipos melancólicos, y cuerpos alargados y distorsionados, sobresaliendo pinturas como La vida (1903) de la que podemos disfrutar de un magnífico «tableau vivant», aunque igualmente, se podrán deleitar otras piezas como La comida del ciego (1903) o El viejo guitarrista (1903). También advertimos un recurrente flashback al pasado, y más concretamente a su infancia, momento en el que empieza a gestarse su arte.

El tercer episodio, regresa a París, y hacia finales de 1903 comienza a considerar la posibilidad de afincarse en la capital francesa, y a medida que va abandonando el tono melancólico de la anterior etapa, se va sumergiendo en un periodo donde siente especial atracción por el mundo circense, dando lugar a su «etapa rosa» (1904-1907), donde presenciamos el pintoresco «tableau vivant» de Familia circense (1905). Asimismo, sería el momento en que conociera al matrimonio Stein, una pareja interesada en el mundo del arte y que se encontraba siempre rodeada de los más importantes intelectuales de la época, entre los que se encuentran Derain y Matisse, los cuales junto a Cézanne ejercerán gran influencia en el pintor malagueño. De igual modo, este capítulo viaja al pasado (1894) donde el joven Picasso encontrará en el Museo del Prado una singular inspiración, la de El Greco.

Y en el cuarto y último episodio, Picasso regresa a Barcelona en 1906, y paralelamente la serie viaje hasta 1895 donde ya un adolescente Picasso es capaz de llevar a cabo obras de singular maestría a través de sólidos «tableaux vivants» correspondientes a obras como La primera comunión (1896) y Ciencia y Caridad (1895). Al final, a su regreso a París hacia 1907, la cinta nos regala dos momentos de gran belleza, como son la entrega del Retrato de Gertrude Stein (1906) y la finalización de Las señoritas de Aviñón (1907), una obra rechazada por la crítica en un principio, y alabada postreramente, dando paso a su «etapa cubista».

Genius Picasso (2018)

Picasso interpretó el mundo de las formas totalmente nuevas y heterodoxas, reinventando durante el proceso nuestra percepción de la creatividad. Genius: Picasso explora la naturaleza apasionada, y el espíritu creativo incansable del artista español, cuyo trabajo afecta sin remedio su vida privada, incluyendo matrimonios tumultuosos, numerosos romances y cambios constantes de aliados políticos y personales.

Esta miniserie —de 10 episodios— supone una brillante evocación a una de las personalidades artísticas más relevantes del siglo XX, y una gran contribución a la didáctica de la Historia del Arte como disciplina. De esta manera, percibimos que está dispuesta a modo de biopic, y a través de dos hilos temporales que se van intercalando a medida que se van cubriendo las etapas del artista.

Fig. 12. Fotograma de la Serie: Genius Picasso (2018).
Fuente: El País.

Así pues, en el episodio 1, se narra, por un lado, la historia de Picasso desde los 9 años, donde aparecen obras como Ciencia y Caridad (1897) o La Primera Comunión (1896), y la primera juventud de Picasso en el París de 1900; y por otro, el Picasso maduro que lucha por llamar la atención sobre la creciente amenaza del fascismo en España, una circunstancia que plasma en El Guernica (1937), una obra que se expondría en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París.

En el episodio 2, relata la relación de Picasso con Dora Maar, la cual es tensa por la guerra, y en particular por la entrada de los nazis en París; y en otro sentido, el joven Picasso tiene éxito imitando a los maestros, pero lucha por ser original. De esta época destaca la obra La Moulin de la Galette (1900).

En el episodio 3, Picasso conoce a su gran amor Françoise Gilot, y el joven Pablo comienza su «período azul» después del suicidio de su amigo Casagemas, será el momento de asistir a obras como Autorretrato (1901) o La vida (1903).

Para el episodio 4, se advierte un desarrollo importante de las dos tramas, de este modo mientras el viejo Picasso hace malabarismos con dos amores, el joven Pablo se esfuerza por crear una obra maestra que señale su llegada como gran artista, ya que hasta el momento había estado mostrando con su paleta la vida del mundo de lo circense, en lo que se considera una clara evolución hacia su «período rosa», lo que apreciamos en la pintura de La Familia Saltimbanquis (1905).

En el episodio 5, observamos como el Picasso más maduro intenta convencer a Françoise para que se vaya a vivir con él, para ello compondrá el célebre Retrato de Françoise Gilot (1946); mientras, el joven Matisse desafía al joven Pablo, que ya cuenta entre sus relaciones, con un grupo de intelectuales influyente, compuesto por personas como el matrimonio Stein, el cual además de pedir un retrato a Picasso de la misma Gertrude Stein, se interesarán por su obra: Muchacha joven desnuda con canasto de flores (1905). Ya por entonces, empieza a surgir un interés por la escultura ibérica, que supondrá uno de los pilares de la magna obra de este período y que no es otra que Las señoritas de Avignon (1907).

En el episodio 6, Picasso continúa su relación con Francoise Gilot; y el joven Pablo inaugura el cubismo con Georges Braque, y se discute sobre perspectiva y las reglas de la pintura, fruto de sus conversaciones con artistas como Rousseau, entretanto es acusado de robar la Mona Lisa.

Para el episodio 7, Picasso se une al «Partido Comunista» pero encuentra dificultad al alinear su obra con sus propias creencias políticas, a la vez que recibirá un encargo: un símbolo para la paz. Afectado por un amor fallido de su pasado, Picasso flaquea en sus responsabilidades con Françoise. También es el momento en que Picasso comienza a experimentar con el «collage».

En el episodio 8, el joven Pablo diseña un ballet y conoce a su primera esposa, Olga. Sin embargo, el Picasso más maduro lucha con las necesidades de su familia y su deseo de seguir siendo artísticamente relevante, para ello se profundiza en su relación con Matisse.

El episodio 9, Françoise Gilot desafía a Picasso y persigue sus propios objetivos; y el joven Picasso encuentra un respiro de su forzado matrimonio con Olga. Picasso, también tiene un encuentro con André Breton y Paul Éluard, a la vez que aparecen obras como Mujer que llora (1937) o Retrato de Marie Therese (1932).

Y finalmente, en el episodio 10, Picasso se obsesiona por crear la pintura perfecta, en este sentido compone sus propias versiones de Las Meninas (1957), en un tiempo donde aparece una nueva mujer: Jacqueline.

Conclusión

Las series de televisión son unos de los medios de reproductividad audiovisual más populares que existen actualmente, y su acercamiento al ámbito histórico-artístico, supone una oportunidad magnífica de visibilizar la Historia del Arte de una manera ágil y amena y placentera.

A pesar del componente de ficción que poseen todas ellas, no es óbice para su visionado, pues compensa ampliamente las ambientaciones y vestuarios que se exhiben en todas ellas, y que refuerzan y amplían, de manera considerable, los conocimientos previos, que el espectador ya pudiera tener, antes de ponerse delante de estas obras filmográficas. Por otro lado, permiten explorar aspectos de la personalidad y de las vivencias de personajes históricos que jamás podríamos ver en una película, dado su corto metraje, en relación con una serie.

A partir de los ejemplos anteriormente citados, podemos descubrir que, prácticamente, cualquier época del pasado está representada en este campo audiovisual, y ello contribuye a una comprensión más o menos extensa del espectro artístico, sea cual sea, inicialmente, el nivel del espectador.

Por último, hemos de subrayar el papel tan relevante que están desarrollando las plataformas audiovisuales, pues aportan inmediatez, cercanía y accesibilidad, unas peculiaridades que hacen de este medio televisivo una opción más que atractiva.

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Los Medici. Señores de Florencia. (2016). De Frank Spotnitz, Nicholas Meyer y Sergio Mimica-Gezzan. Reino Unido: Co-production Reino Unido-Italia-Francia; Lux Vide, Big Light Productions, Wild Bunch.

Los Médici, señores de Florencia: El Magnífico. (2018). De Jon Cassar, Jan Michelini y Christian Duguay. Italia: Co-production Italia-Reino Unido; Lux Vide, Big Light Productions, Altice Studios.

Versalles. (2015). De Simon Mirren, David Wolstencroft, Daniel Roby, Christoph Schrewe, Jalil Lespert y Thomas Vincent. Francia: Co-production Francia-Canadá; Capa Drama, Incendo Productions, Zodiak Media Group.

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El joven Picasso. (1994). De Juan Antonio Bardem. España: F.O.R.T.A, Canal Sur Televisión, ETB.

Genius Picasso. (2018). De Kenneth Biller, Noah Pink, Kenneth Biller, James Hawes, Kevin Hooks, Minkie Spiro y Mathias Herndl. Estados Unidos: National Geographic Channel.